El relevo generacional en la agricultura de Castilla-La Mancha es uno de los retos estratégicos más urgentes para garantizar la continuidad del sector agrario, la producción de alimentos y la preservación del medio rural. El envejecimiento de los titulares de explotación y las dificultades para la incorporación de jóvenes ponen en riesgo la sostenibilidad del modelo agrícola actual.
En Castilla-La Mancha, más del 57% de los agricultores y ganaderos tienen más de 55 años, según datos del Registro de Explotaciones Agrarias. Solo un 8% de los titulares son menores de 40 años. Esta realidad indica que, en la próxima década, un gran volumen de explotaciones puede quedar sin sucesión directa si no se implementan medidas eficaces.
El acceso de nuevas generaciones al sector agrario se ve condicionado por diversos obstáculos:
La administración regional, a través de la Consejería de Agricultura, ha articulado distintas herramientas para fomentar el relevo generacional, entre las que destacan:
Estas medidas se enmarcan en el Plan Estratégico de la PAC 2023-2027, que exige a las regiones dedicar al menos el 3% del gasto del segundo pilar a apoyar a nuevos agricultores.
A pesar de los retos, el contexto actual también ofrece oportunidades para los jóvenes interesados en el campo:
La incorporación de jóvenes no solo es necesaria desde un punto de vista económico, sino también como vector de innovación, sostenibilidad y cohesión territorial.
El relevo generacional en el campo manchego no es solo un desafío, sino una condición indispensable para la supervivencia del sistema agroalimentario regional. Requiere voluntad política, instrumentos adecuados y una narrativa que dignifique y visibilice el valor estratégico del trabajo agrario.
Invertir en jóvenes agricultores es invertir en el futuro del campo, de nuestros pueblos y de la región.